Alfredo Iriarte [Bogotá - Colombia (1932-2002)]


Alfredo Iriarte Núñez (Bogotá, 1932 - 1 de diciembre de 2002) fue un historiador y escritor Colombiano, autor de ensayos y novelas cortas, históricas y de ficción.

Nacido en una familia de raigambre bogotana, en 1932. Hizo sus estudios de primaria y secundaria en el Gimnasio Moderno de Bogotá. Sus primeros artículos literarios aparecieron en la revista escolar “El Aguilucho”, del mismo plantel. Hizo algunos semestres de Derecho en la Universidad del Rosario, pero pronto se vinculó a la empresa estatal Flota Mercante Grancolombiana y luego en la privada Compañía de Seguros Bolívar, de la cual llegaría a ser vicepresidente.

Ejerció la Dirección del Instituto de Cultura Hispánica. Colaboró con varias publicaciones colombianas y españolas, entre las que se cuentan El Espectador, Diario de Caribe, El Mundo, El País y El Tiempo, las revistas Diners, Cambio 16 y Credencial Historia, así como con la emisora cultural HJCK.

Falleció en su ciudad natal, a causa de una enfermedad cardíaca.

Iriarte cultivó varios géneros: "crónica histórica, obras satíricas y escritos que incluyen personajes y situaciones fantásticas. De igual manera sobresalió como un agudo escritor costumbrista".
Como autor de varias obras sobre historia y tradiciones bogotanas, cabe destacar su artículo "50 años del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Mitos en torno a un crimen atroz", en el cual expresa su concepción de cómo se escribe la Historia:

"Tan antiguo como el oficio de escribir la historia es el de falsearla y tergiversarla, siempre en defensa y en beneficio de unos intereses muy precisos y de quienes los representan."
Acerca de su estilo, dice el crítico literario:

"...desde aquel ya legendario Lo que lengua mortal decir no pudo nos tiene acostumbrados (Alfredo Iriarte) no sólo al buen humor —"proverbial facundia", lo llama Álvaro Tirado Mejía — sino a una prosa agradable aunque, por qué no decirlo, algo rebuscada, algo culterana, que reclama el uso de todo el diccionario en el espectro de todo escritor y que podríamos identificar con un barroquismo sabanero, con un estilo castizo que se hunde en raíces coloniales y que ha permitido obras como las de Enrique Caballero Escovar, Álvaro Salom Becerra o Antonio Montaña."

Iriarte es elegante y salaz a un tiempo, rescata a Cervantes y a Shakespeare, y no elude ni a la Celestina, ni a Góngora, ni a Quevedo, tanto para bien como para mal, con ese regodeo en lo procaz, con un uso frecuentísimo de voces en desuso en nuestra prosa (propincuo, escurialense, beodez, avilantez, tahalí, espoliques), e incluso de neologismos de dudoso recibo como aquél muy suyo, que ya habíamos leído tal vez en su hilarante repertorio prohibido, de "limpiaculativo".

Férreo defensor de la lengua española, con su columna "Rosario de perlas", publicada durante varias décadas en El Tiempo, abogó por el buen uso del vocabulario y la gramática, además de criticar los gazapos o errores históricos y geográficos cometidos por los hoy llamados comunicadores sociales, antes periodistas y locutores. Esta columna, escrita en un lenguaje rico y preciso, se destacó por un estilo cargado de fino humor y sarcasmo.

El mismo año de su muerte, en su reconocimiento a su gran labor Bogotá decide dar como nombre Alfredo Iriarte a un colegio la sur de la ciudad antiguamente llamado CED Los Chircales creado hacia 1978 en la localidad de Rafael Uribe Uribe Zona 18.


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